lunes, 4 de abril de 2011

Cuando la propia maestra te "sopla"

Cuando la propia maestra te "sopla"

Los maestros emergentes, jovencitos sin mucha vocación pedagógica y
criados en el arte de "resolver": si quiere que su hijo apruebe,"pase un
baro por delante".

Rolando Cartaya/ Especial para martinoticias 04 de abril de 2011

Hasta el período especial, los maestros cubanos ponían la política por
encima de la educación, y si el fraude los ayudaba a tener una promoción
tan masiva como la revolución esperaba de ellos, hacían alegremente la
vista gorda. Luego los maestros perdieron estatus social, emigraron a
campos más lucrativos (maletero de hotel, por ejemplo) y vinieron los
maestros emergentes, jovencitos sin mucha vocación pedagógica y criados
en el arte de "resolver": si quiere que su hijo apruebe,"pase un baro
por delante". Así, entre el sarampión ideológico y el cáncer de la
corrupción le han hecho a la educación cubana un daño que tardará muchos
años en remediarse. No es raro entonces que en 2009, en un examen
diagnóstico a estudiantes del último año de las "sedes universitarias
municipales" estos escribieran "micciones" en vez de misiones (y muchos
disparates ortográficos más), o dijeran que Flor Crombet era "una
heroína de la patria". La última intantánea del problema la colgó hace
dos días Iván García en su blog "Desde La Habana":

Fraude escolar: un mal arraigado en Cuba

Yuliesky, estudiante de bachillerato, a una semana de los exámenes no
tiene la más mínima preocupación. Cierto que sus conocimientos escolares
son nulos. Las noches movidas en discotecas y fiestas calientes
sustituyen los estudios.

Pero a la hora cero, sus padres le dan dinero para que discretamente
pague a ciertos profesores y le soplen los exámenes. De cualquier
manera, Yuliesky tiene una amplia colección de artimañas para aprobar
los exámenes.

"Es verdad que a todos los maestros usted no los puede sobornar con un
billete de veinte pesos convertibles (19 dólares). Entonces apelo a
otros trucos. Lo mismo grabo en un Mp3 las posibles respuestas que las
copio en el móvil. Otra técnica es que un colega que termine primero,
luego me envíe las respuestas del examen por SMS. Sólo tengo que
cuidarme que el profesor no me vea. Y en eso soy un experto", alardea
Yuliesky.

Si en bachillerato, la antesala de la universidad, suceden con
frecuencia casos escandalosos de fraude escolar, imagínese lo que ocurre
en las facultades nocturnas, donde quienes trabajan o han dejado sus
estudios, intentan obtener 9no o 12mo grado.

"Si tienes dinero, te aseguro que apruebas todos los exámenes. Es fácil.
Pagas 5 'chavitos' (4 dólares) y el profesor te pasa el examen", apunta
Eddy, alumno del segundo semestre de una facultad ubicada en Lawton, en
la periferia de La Habana.

El fraude en las escuelas cubanas es un mal de fondo. Casi endémico. Y
en mayor o menor escala viene ocurriendo desde la década de 1970.
Todavía perdura en la memoria, el escándalo de fraudes masivos en los
cuales estuvieron involucrados profesores del preuniversitario René O.
Reiné, de la barriada habanera de La Víbora.

En las escuelas primarias y secundarias, los alumnos no tenían que estar
cazando un descuido del maestro para copiar el examen de su compañero de
pupitre. "Varias veces sucedió que entraba un profesor al aula y de
carretilla te soplaba los exámenes", recuerda Fernando.

Según Anselmo, un profesor que hoy es maletero en un hotel, "había una
presión enorme entre los educadores para cumplir los parámetros que
dictaba el Ministerio de Educación. Si usted tenía muchos alumnos que
repetían de grado no era bien visto. La calidad del maestro se medía por
el porciento de estudiantes que pasaban de grado y las elevadas
calificaciones. Esos fueron los cimientos de lo que vino después.
Vivíamos del eslogan de tener la mejor educación del mundo. Y en aras de
que todos tuvieran un alto nivel educacional, no se combatía el fraude.
Al contrario".

Desde hace 40 años, el fraude escolar es un virus que campea por la
isla. En las universidades existe. "Pero en menor grado. Hay más rigor y
mejores profesores. Recuerdo que un maestro me pilló copiando y me dijo:
'¿Qué resuelves? Tendrás un título, pero serás toda tu vida un
profesional mediocre. Fue una lección", recuerda el arquitecto David.

Por lo general, los estudiantes que sistemáticamente hacen trampa o
sobornan a los maestros para que les canten el examen, no llegan a la
universidad. Y si llegan desertan.

Como Rosa, que dejó la carrera de filosofía en segundo año. Acostumbrada
a copiar y pagar exámenes, el rigor de la licenciatura la desbordó. Ni a
trancas lograba retener los nuevos conocimientos. Ahora, mientras a la
salida del Habana Libre espera a un turista canadiense que a cambio de
sexo le pagará 50 dólares, lo lamenta.

Tag: Educación, Corrupción

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