martes, 10 de abril de 2012

Réquiem por las escuelas en el campo

Réquiem por las escuelas en el campo
Martes, Abril 10, 2012 | Por Julio Cesar Álvarez

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Las desaparecidas escuelas en
el campo, con defensores y detractores, marcaron la vida de cientos de
miles de adolescentes cubanos a lo largo de más de cuarenta años.

Siete años después del triunfo de la revolución, en 1966, se inició en
Cuba el experimento de "la escuela al campo", que podríamos considerar
el germen de las escuelas secundarias y pre universitarias en el campo
que surgieron poco después. El proyecto consistía en enviar a todos los
estudiantes de enseñanza media a campamentos en el campo, durante 45
días cada curso, para trabajar en labores agrícolas; al final del
periodo los estudiantes regresaban a sus escuelas en la ciudad.

Después vinieron las ESBEC (Escuelas Secundarias Básicas en el Campo);
centros educacionales construidos en el campo donde los estudiantes
becados, lejos de sus hogares, combinaban diariamente el trabajo y el
estudio durante todo el curso.

Oficialmente el objetivo de este modelo de enseñanza revolucionario era
lograr una formación integral de los alumnos mediante la combinación del
estudio y el trabajo desde la adolescencia. Muchos opinan que en
realidad se buscaba separar a los adolescentes de sus familias para
moldearlos mejor como "hombres nuevos", fieles la revolución.

Algunos recuerdan las escuelas en el campo como prisiones sin tapias,
que los mantenían alejados de sus familiares, y en donde se les obligaba
a trabajar. También las consideran como antros de promiscuidad y
violencia, donde hubo violaciones, corrupción de menores y hasta asesinatos.

Sandra González es hoy ama de casa y madre de tres. Tenía doce años
cuando sus padres la becaron. Tuvo su primer novio en la ESBEC República
Popular de Ángola, en el municipio Güira de Melena.

Él no la enamoró en el pasillo aéreo que conducía de los dormitorios a
las aulas, a la luz de la luna, como hacían la mayoría de los
adolescentes en la década de los ochenta. Simplemente la acechó y la
condujo a la fuerza a un aula vacía, donde la violó.

Sandra me confesó que a ella siempre le gustó el muchacho, pero que no
esperaba, ni hubiera querido, que las cosas sucedieran de ese modo. No
se lo dijo a nadie y, a pesar de lo que pasó, fue su novia por espacio
de un mes. En la jerga de los estudiantes de aquella época a eso no se
le llamaba violación sino "dar una cañona", y era algo común. Ella
conocía al menos a siete muchachas de la escuela que habían sido
"conquistadas" de esa forma, y una de ellas por un maestro.

Otros recuerdan estas escuelas como el lugar donde conocieron al primer
amor, donde se independizaron de sus padres, y donde conocieron la
amistad franca y desinteresada de la adolescencia.

Ledea y Madelín se hicieron novios cuando trabajaban en los naranjales
que rodeaban el antiguo preuniversitario en el campo (IPUEC) Batalla de
Ayacucho, también en el municipio Güira de Melena. Aunque ahora están
divorciados tienen un hijo, fruto de aquellos días.

Para ellos, la escuela en campo fue lo mejor que les pudo pasar. En sus
tres años como becarios nunca conocieron de un hecho de violencia como
el que le aconteció a Sandra. Ellos dicen que las escuelas secundarias
eran más problemáticas en todos los sentidos que los preuniversitarios,
pero no saben por qué.

Lo cierto es que estas historias de adolescentes, tristes o alegres, ya
no volverán a repetirse. Ante la enorme crisis financiera que enfrenta,
el gobierno finalmente optó por cerrar las ESBEC. Este modelo cubano de
estudio y trabajo permanente siempre fue económicamente inviable y, como
los otros "logros de la revolución", solo se podía mantener gracias a
los enormes subsidios soviéticos que desaparecieron con la URSS. Fracasó
desde sus inicios, aunque a los dirigentes de la revolución les haya
costado más de cuarenta años reconocerlo.

Ahora muchos de los edificios construidos para albergar estas escuelas
permanecen abandonados y otros han sido convertidos en prisiones.
Quizás, por justicia del destino, el adolescente que violó a Sandra haya
vuelto a caminar la escuela como reo, y se haya detenido a recordar sus
días de estudiante en la misma aula en que un día le arrebató la inocencia.

http://www.cubanet.org/articulos/requiem-por-las-escuelas-en-el-campo/

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