lunes, 9 de julio de 2012

Del sueño a las ojeras

Del sueño a las ojeras
Lunes, Julio 9, 2012 | Por Julio Cesar Álvarez

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -El sueño de Isis, antes de
abandonar los estudios, era graduarse de médico. Los flashes de las
luces de las discotecas han trastocado sus planes. Ahora quiere tener un
automóvil marca Audi, igual al que alquiló el turista mexicano que la
invitó a fumar mariguana durante su última noche de orgía, en el Vedado.

Tres días antes de que Isis naciera, su mamá pensaba llamarla María.
Pero cuando leyó sobre la diosa egipcia de la maternidad y del
nacimiento, le cambió el nombre. Al menos es lo que su papá le explicaba
cada vez que preguntaba por qué no la llamaron María.

Ella, como muchas niñas cubanas, perdió a su papá en el mar, debido a
esa idea obsesiva de abandonar la Isla, en lo que fuera y para donde
fuese. Tiene 16 años y vive con su madre. Su abuela vive en los EEUU,
desde hace más 15 años y, al morir el yerno, decidió reclamar a su hija
por las vías legales de reunificación familiar.

Isis terminó el noveno grado con buenas notas, pero ante la idea de
marcharse para siempre a la Yuma—como le gusta decir —, le rogó a la
madre que la sacara de la escuela. Después de hacerle jurar que tomaría
clases de inglés mientras durara el proceso, la madre la autorizó a que
abandonara los estudios.

Asistió tres meses a clases particulares de idioma inglés, y lo
abandonó. Según ella, el profesor no sabía nada.

Con tanto tiempo para el ocio, comenzó a ir los lunes en la noche a la
discoteca "Amelia", en la calle Tercera, en el municipio Playa. Ese día
la entrada de las muchachas es gratis hasta las doce de la madrugada.
Allí bailaba y se divertía hasta el amanecer. Los jueves se iba para la
discoteca "El Tunel", en el reparto La Víbora, donde aprendió a fumar y
a emborracharse.

Allí, entre las latas vacías de cerveza dispersas por el suelo y el humo
sofocante del cigarro, conoció a Alberto, un proxeneta que gana comisión
cada vez que logra poner en el menú de algún turista extranjero el plato
de una adolescente como Isis.

Como no podía pagarse las discotecas, el cigarro y la bebida, Isis
decidió aceptar las ofertas de Alberto.

Frente a la puerta de su casa empezaron a aparcarse carros alquilados en
agencias de renta. Y el barrio empezó a comentar. La gente decía que
Isis dormía de día y caminaba de noche sobre tacones altos. Perdió la
mirada inocente de la adolescencia. Y en su lugar, le salieron dos
ojeras permanentes.

La mamá, Gloria, no deja de lamentarse, pero ya no tiene autoridad sobre
ella. Isis no necesita de su madre para sobrevivir. Su hermoso y tierno
cuerpo le proporciona los dólares suficientes para llevar una vida de
"lujo" en Cuba. Y aunque su sueño de tener un Audi está lejos, ahora
fuma cigarrillos marca Hollywood, bebe cerveza extranjera y tiene un
celular marca Nokia, conquistas a la que muchas adolescentes en Cuba
quisieran acceder.

http://www.cubanet.org/articulos/del-sueno-a-las-ojeras/

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