jueves, 25 de octubre de 2012

En Cuba: Los maestros que se van

En Cuba: Los maestros que se van
octubre 25, 2012
Fernando Ravsberg*

HAVANA TIMES — Hay que reconocer que se requiere habilidad para escribir
un artículo de 1400 palabras sobre la escasez de maestros y de jóvenes
aspirantes a las carreras pedagógicas, sin mencionar ni una sola vez los
bajos ingresos que perciben.

El pasado curso 14 mil maestros dejaron las aulas por certificados
médicos o solicitando licencias y a mediados de este año habían
abandonado la enseñanza -sin excusas- otros 4000, mientras el 80% de las
plazas en las carreras pedagógicas quedaron vacantes.

Con semejante realidad ni el mejor malabarista podría explicar el
problema omitiendo hablar de los bajos salarios, de la gran
responsabilidad que asumen y de la cantidad de trabajo que tienen desde
que a cada profesor se le exigió impartir 2 asignaturas.

"Juventud Rebelde" da solo un porcentaje pero lo cierto es que en las
aulas faltan casi 13 000 educadores, cuyas plazas son cubiertas por
personal sin preparación pedagógica, a los que el humor popular ha
bautizado como "maestros instantáneos".

Notarán los lectores que el periódico solo recoge la opinión de la
viceministra de Educación pero ni una sola vez se reflejan los criterios
de los maestros en activo, de los que pidieron la baja o de los
estudiantes que rechazaron las carreras pedagógicas.

Podría no tratarse solo de errores profesionales y la principal
responsabilidad tal vez no sea de los periodistas sino resultado lógico
de una relación estructural del Partido Comunista con la prensa, en la
que no se tolera la crítica por cuenta propia.

Esto impide que se profundice en las causas de los problemas y se
delimiten responsabilidades, convirtiendo al periodismo en un ejercicio
propagandístico estéril, incapaz de colaborar en las transformaciones
que vive hoy la nación cubana.

De todas formas, un medio de prensa que se considera la voz de los
jóvenes comunistas debería tratar con mayor rigor un tema ligado a una
de las más importantes banderas de la Revolución, punto neurálgico de la
sociedad y fundamental para la juventud.

Nadie descubre el árbol andándose por las ramas, es necesario llegar a
la raíz si se quiere encontrar soluciones y para eso hay que remontarse
a los tiempos en que la docencia dejó de ser una profesión deseada por
los jóvenes en edad universitaria.

Averiguar por qué miles de maestros abandonan cada año las escuelas
desde la crisis económica de los 90, como los afectó la reducción del
número de alumnos por aula o la incorporación de medios audiovisuales,
que ellos mismos debían cuidar en guardias nocturnas.

Recordar que son casi el único sector de la población sin más ingreso
que el salario, no reciben regalos ni viajes como los médicos, no pueden
"resolver" como los obreros y, mientras estén en activo, ni siquiera
pueden dar clases particulares.

Reciben un salario mensual no mayor de U$D 25, con el cual deben comer
todo el mes, comprar ropa e implementos de aseo para acudir a la escuela
con un buen aspecto. Sin embargo, por un par de zapatos de mala calidad
les piden la mitad de lo que ganan.

Realmente no me parece que una profesión con ese ingreso llegue a
convertirse en el sueño de los jóvenes cubanos, por mucha vocación
docente que se les inculque. El magisterio debe dignificarse y la vía
más directa consiste en pagarles mejores salarios.

El dinero dedicado a la educación es una inversión y en Cuba eso se
comprueba diariamente, de hecho la economía nacional se sostiene de la
venta de servicios profesionales, nada produce más riquezas que los
conocimientos de los cubanos.

El país no podría sobrevivir hoy si un día no se hubiera invertido en
una campaña masiva de alfabetización, en formar miles de médicos, más de
1 millón de profesionales universitarios y decenas de centros de
investigación con modernas tecnologías.

Desde que llegué a Cuba me impresionó el desarrollo de la educación, su
masividad y en particular que sea un derecho de todos, que cualquiera,
sin importar su procedencia socioeconómica, pueda convertirse en un
graduado universitario.

El resultado es que sobre esa base se soporta hoy la nación, si hay
problemas en la educación repercutirán a la larga en toda la economía. Y
tras 20 años de crisis en el sector, seguir repitiendo las mismas
consignas vacías y superficiales es una irresponsabilidad.
—–
(*) Publicado con la autorización de BBC Mundo.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=74052

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