miércoles, 2 de octubre de 2013

Los Maestros en Cuba

Los Maestros en Cuba
octubre 1, 2013
Ernesto C. Burgos*

HAVANA TIMES — Si usted le pregunta a un cubano de a pie porque no
quiere ser maestro lo más probable es que si no le suelta una carcajada
en la cara se limite a decir: El maestro pasa mucho trabajo… Y lo más
duro es que es cierto. En la Cuba de hoy ser maestro nunca es la primera
opción. ¿Podríamos esperar que sea de otra manera?

Muy pocos, por no decir ninguno, de mis compañeros de estudio piensan
siquiera en optar por esta carrera como primera opción o tan siquiera
como última. El hecho radica en que a pesar de que el salario de este
sector es mediano, sigue sin alcanzar para nada.

Tenemos que reconocer que ante nada un maestro es persona. Tiene
aspiraciones, familia, amigos. También quiere tener la oportunidad de
divertirse o tomarse unas vacaciones holgadas. Pero nada de esto se
puede lograr con un salario que no supera los 25 cuc al mes.

¿Acaso esta sociedad puede esperar un maestro comprometido con un
trabajo que en la mayoría de las ocasiones no le gusta? Lo más común es
que un estudiante de pedagógico ni siquiera se plantee el hecho de su
carrera como un proyecto de vida a largo plazo. En la gran mayoría de
los casos pasan el servicio social causando más daño que bien en un
sistema educacional en franca decadencia al compararse con lo que un día
fue.

Medidas que en otro tiempo pudieron parecer correctas han resultado
causar más daño que bien.

Los profesores generales integrales, comúnmente llamados PGI, revelaron
que la rapidez con que intentaron ser formados no pudo competir con
otros profesores forjados con mayor paciencia y vocación.

Así nos paramos frente a un país lleno de escuelas con aulas vacías.
Mucha educación y pocos maestros. Si damos al sector de la defensa
salarios más altos que los promedio, oportunidad de comprar en tiendas
artículos a mucho menor precio que los estándar, ya sea alimenticios o
de otra índole, si ofrecemos a los militares oportunidad de acudir a
villas de recreo o de adquirir una vivienda, (necesidad tan acuciante en
Cuba), ¿por qué razón no brindar estas mismas facilidades a un sector
tan importante como es el de la educación?

Para justificar el déficit en el sector educacional muchas veces se
recurre al argumento de que es presupuestado. Pero el hecho es que: ¡el
sector de la defensa también lo es!

En términos económicos, ninguno de los dos produce. La única diferencia
es que uno produce defensa y el otro, educación.

No hablo de retirar recursos a uno para darlo al otro. Simplemente creo
que si se tuvo la voluntad política de priorizar al sector militar, pues
las condiciones históricas lo exigieron, debemos tener la misma voluntad
para crear las mismas condiciones en el sector de la educación.

En estos momentos miles de profesores amantes de su trabajo se ven
empujados a abandonar sus puestos. No son despedidos, no son dejados
disponibles, simplemente se van. El éxodo hacia todo tipo de empleos sin
ningún tipo de relación con la carrera estudiada es innegable. Y así la
gran mayoría de los alumnos ve cómo algún que otro turno se queda vacío
ante la partida de un maestro.

La sociedad hacia la que avanzamos necesita resolver este problema tan
acuciante, no sea que uno de los principales logros de este país se
pierda irremediablemente.

Para el maestro nuevo deberían crearse espacios de desarrollo, tanto
materiales como individuales. Esto ayudaría a transformar la más noble
de las profesiones en una labor doblemente útil: a la sociedad y a
aquellos que la desempeñan.

Indiscutiblemente sobre el magisterio recae en estos momentos la
principal batalla nacional. En ese caso cabría preguntarse: ¿seguiremos
exigiendo de este sector sin ofrecer algo a cambio?

(*) Estudiante preuniversitario

Source: "Los Maestros en Cuba, pocos hoy en día por vocación" -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=90947

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