viernes, 8 de junio de 2012

Cuba: Educación y empleo. Opciones y frustraciones

Cuba: Educación y empleo. Opciones y frustraciones
Viernes, Junio 8, 2012 | Por Alberto Méndez Castelló

PUERTO PADRE, Cuba, mayo, www.cubanet.org – La última frustración la
recibieron estudiantes de aquí temprano en la mañana del pasado viernes.

Los chicos aguardaban expectantes. Recién habían concluido el
bachillerato y vencido los exámenes de ingreso a la Universidad.

Les habían dado la opción de solicitar diez carreras universitarias. Muy
formalmente las autoridades habían hecho que los estudiantes, asistidos
por sus padres, firmaran boletas donde, en orden de opción y con cifras
codificadoras aparecían, las especialidades que se ofrecían.

Sólo quedaba esperar por la Comisión Provincial de Ingresos para que en
orden de prioridad, según el rendimiento académico, les fueran otorgadas
algunas de aquellas carreras anunciadas por el periódico Juventud
Rebelde en concordancia con las necesidades específicas de cada
provincia, según el entonces Ministro de Educación Superior y hoy
vicepresidente del Consejo de Ministros Miguel Díaz-Canel.

Pero en lugar del anuncio de las carreras otorgadas a no pocos
estudiantes les llegó una mala noticia: Ninguna de las especialidades
solicitadas les había sido concedida.

Junto a sus padres debían estar a las 7 de la mañana en la Dirección
Municipal de Educación el lunes 4 de junio para conducirlos en un
ómnibus escolar a la sede universitaria donde se les harían otras
propuestas.

A la hora y fecha convenida no había capacidad de transportación para
los padres, quienes apresuradamente debieron viajar como se viaja en
Cuba: como sardinas enlatadas.

En la universidad, los estudiantes que habían dedicado 12 de sus 17 años
a cumplir con cuanta tarea política se les encomendó, coreando "Pioneros
por el comunismo, seremos como el Che", comprendieron que en Cuba no se
accede a una carrera universitaria aunque se posea un excelente
rendimiento escolar si no se posee un aval político e ideológico óptimo.
Allí recibieron otra mala noticia: Solo podían optar por carreras
pedagógicas.

En silencio unos e iracundos otros, pronunciando o mascullando frases en
franco disentimiento político, en protesta, la mayoría de los
estudiantes se pusieron de pie abandonando el teatro universitario,
donde quedaron sus padres.

En honor a la verdad, el trance por el que pasaron los funcionarios de
la universidad fue difícil.

Un padre dijo al asesor de la Rectora a cargo de la Comisión de Ingreso
que, en el caso de su hijo, consideraba que habían actuado de mala fe al
violar los términos establecidos.

"Usted tiene razón para sentirse como se siente y yo en su lugar me
quejaría", dijo el funcionario.

Pero, jurídicamente hablando, el asunto es de fondo.

El problema trasciende el presente curso escolar, donde mas de 100
bachilleres, solo en Las Tunas y a ese nivel -sin contar otras
enseñanzas-, no podrán estudiar las profesiones de su elección,
conduciéndolos a la marginalidad y, por consiguiente, a la proclividad
delictiva o a la economía informal, eufemísticamente ahora ponderada
como trabajo "por cuenta propia", que de propio, poco posee, al no
contar con un mercado mayorista donde proveerse, dependiendo en no pocos
casos del mercado negro, valga decir del delito.

El resultado es mucho peor: llevan a los jóvenes a estudiar carreras que
no ejercerán pues no fueron elegidas sino impuestas, y en el supuesto
caso de ejercerlas lo harán de forma mediocre, cuando no deficiente al
no estar aptos emocionalmente para su ejercicio.

Esto, sin contar que las carreras que se les ofrecen no se corresponden
con las necesidades socioeconómicas de los territorios, como ampliamente
está anunciando la prensa oficial.

Baste este ejemplo:

Las Tunas es una provincia deforestada. Mientras que el promedio
nacional arbolado es de 26 por ciento, solo el 14,7 por ciento del
territorio tunero está cubierto por árboles. Aun así, mientras que en
este curso la universidad ofrece más de 900 plazas para carreras
pedagógicas, solo tres estudiantes podrán formarse como Ingenieros
Forestales en una provincia con alrededor de 10,000 hectáreas plagadas
de marabú que pudieran convertirse en bosques maderables si se pretende
reforestar.

Según fuentes oficiales, en 34 años, en Las Tunas apenas si se han
graduados poco más de 1,000 ingenieros agrónomos.

La cifra es insignificante para una provincia con economía eminentemente
agropecuaria. Pero todavía así el número de ingenieros agrónomos en Las
Tunas es más irrisorio cuando se busca y apenas si se encuentra a estos
profesionales ejerciendo la carrera.

"Estamos endeudados y este mes no tenemos con qué pagar a los
trabajadores", nos dijo un agrónomo administrador de una cooperativa,
por cierto el único que hoy ejerce su profesión tras graduarse junto a
más de 25 estudiantes.

En Cuba se exige al obrero agrícola y al campesino que produzcan
alimentos en condiciones desventajosas, tan rayanas en la indigencia que
semejan relaciones señor feudal-ciervo. De ahí el estigma de la
profesión del agrónomo.

Pero otro tanto puede decirse de los maestros o de los médicos.

Uno de los mejores profesores de Matemáticas de esta provincia, hasta
hace poco vivió con su esposa e hijos emparedado en un cuartucho en el
que debía caminar de costado.

Y cierto cirujano, luego de pasar horas en el quirófano, sorbía un caldo
de chícharos cual si fuera un elixir de los dioses.

Solo algunos que pertenecen a las instituciones armadas, o la
nomenclatura, o los nuevos ricos provenientes de las artes, el deporte o
el delito, pueden respirar como seres humanos en Cuba.

Así va Cuba, cerrando puertas en las universidades de la nación mientras
simula abrirlas.

http://www.cubanet.org/articulos/cuba-educacion-y-empleo-opciones-y-frustraciones/

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