miércoles, 22 de abril de 2015

"I speak English", el 'boom' de las academias de idiomas en Cuba

"I speak English", el 'boom' de las academias de idiomas en Cuba
ROSA LÓPEZ, La Habana | Abril 22, 2015

En la capitalina calle San Lázaro, entre puestos de pizzas y unos taxis
colectivos que dejan una estela de humo, un reluciente cartel anuncia
clases de inglés para todas las edades. En la puerta, una mujer de unos
cincuenta años anota los detalles del curso y cuenta el dinero que lleva
en la cartera. Años después de haber estudiado ruso, cuando la presencia
soviética invadía la Isla, está decidida a hablar "la lengua del enemigo".

El boom de las escuelas de idiomas en Cuba no estalló con los anuncios
del 17 de diciembre pasado, pero el anuncio del próximo restablecimiento
de las relaciones entre La Habana y Washington parece haber acelerado la
tendencia. Cientos de miles de nacionales se lanzan a repetir "Mary is a
girl" y "Tom is a boy", unos porque quieren emigrar, otros porque
esperan encontrar una plaza de trabajo en el sector turístico.

Las nuevas flexibilizaciones para el trabajo por cuenta propia han
contribuido a aumentar el número de licencias de profesores de idiomas.
Los que ya hablan inglés han encontrado un filón para brindar sus
servicios a los ansiosos aprendices que quieren poder expresarse –en el
menor tiempo posible– en la lengua de Shakespeare. Lecciones intensivas
para comunicarse en sólo tres meses o cursos de perfeccionamiento y
obtención de vocabulario son algunas de las ofertas que se publicitan en
el mercado de las lenguas.

Los anglohablantes nativos son los más demandados. Como Thomas, que
llegó a Cuba para hacer un curso de fotografía en el Instituto
Internacional de Periodismo y terminó casándose con una holguinera.
"Ahora vivo aquí y trato de ganarme la vida con lo que mejor sé hacer",
cuenta. "Todavía no he sacado un permiso, pero busco a gente con dinero
que vaya a radicarse en Estados Unidos y que esté dispuesta a pagar por
horas de conversación con un yuma", agrega.

Thomas garantiza acento neoyorkino, vocabulario empresarial y la fluidez
necesaria para conseguir un buen trabajo. Si el estudiante se lo pide,
salpica las conversaciones también con malas palabras o frases
relacionadas con el sexo, para que "aprenda la vida real". Un profesor
de lujo que además incluye en sus lecciones comentarios sobre películas
recién estrenadas, lecturas de Hemingway y letras de canciones de Bob
Dylan. "Soy la mejor opción que conozco para terminar hablando un inglés
elegante y fluido", dice sin modestia mientras entrega su tarjeta a una
posible cliente.

En Santa Clara, un joven veinteañero anuncia, entre las opciones del
paquete de audiovisuales que vende de manera ilegal, una versión
completa del conocido programa Rosetta Stone. "Tiene todo, los
ejercicios, las clases y los módulos de vídeo", aclara a los potenciales
compradores. Se trata de una copia pirata para quienes prefieren
estudiar de forma autodidacta o combinar las clases con profesores y
hacer las prácticas frente a la pantalla.

En el municipio habanero de Playa, una familia de exdiplomáticos que
vivieron en un país anglosajón han abierto una academia de inglés para
niños desde edades tempranas. "Los padres los traen hasta tres veces a
la semana", cuenta María Eugenia, una de las solícitas profesoras que
utiliza los juegos y un vasto archivo de imágenes para enseñarles a
pronunciar "apple", "good morning", "I'm hungry". El salón de clases
está adornado con juguetes y un enorme Mickey Mouse de peluche recibe a
los infantes a la entrada.

La profesora cuenta que en los últimos meses las solicitudes de
matrícula han aumentado. "Tenemos clientes que son hijos de extranjeros
residentes y sus padres quieren que se mantengan practicando la lengua
materna", pero también "hay familias que se preparan para emigrar o que
intuyen que en el futuro el inglés será la segunda lengua más hablada en
Cuba". Mientras, una niña repite a pocos metros "the cat is white"
cuando le enseñan una lámina con una mascota de largos bigotes y ojos
azules.

En un restaurante de la Plaza Vieja, un camarero intenta explicar a un
cliente estadounidense la diferencia entre el peso cubano y el peso
convertible. El tema es complejo y el joven no tiene vocabulario
suficiente para desenredar el entuerto de la dualidad monetaria en
inglés. Hace muecas, eleva la voz y saca de su bolsillo un billete de un
peso en moneda nacional. "This not working...", atina a decir en una
lengua que recuerda al rudimentario lenguaje de Tarzán.

Muy cerca, dos chicas ríen a mandíbula batiente viendo la escena, pero
el camarero no parece sentir vergüenza. "Aquí lo importante es
comunicarse", les dice. Para obtener su trabajo, el joven camarero
presentó un diploma de dominio del inglés.

Layren González es graduada de la escuela de hotelería y recibió clases
de inglés durante más de tres cursos. "Se supone que debería hablar
fluidamente, pero apenas logro articular una oración", se queja mientras
revisa una copia offline del popular sitio de clasificados Revolico, en
busca de un profesor de idiomas. "Los maestros privados tienen más
recursos y se ocupan de manera personal de cada alumno, no es como esas
aulas con veinte o treinta estudiantes en las escuelas oficiales", explica.

La Escuela Abraham Lincoln, ubicada en la avenida de los Presidentes, es
la academia de idiomas más conocida de La Habana. En el pequeño jardín
de la casona del Vedado señorea una hermosa escultura de Abraham Lincoln
pero, dentro, las aulas son oscuras y las mesas se abarrotan. Las voces
de los maestros se mezclan y todo el edificio parece una torre de Babel
donde se oyen frases en inglés, alemán y portugués. Apenas hay
proyectores para mostrar los audiovisuales y los alumnos pasan muy pocas
horas mensuales en el laboratorio para ejercitar la pronunciación y la
comprensión.

Varios profesores privados se sitúan en las afueras del lugar para
pescar en el río revuelto de la necesidad. "Te enseñó con el acento y el
vocabulario de Inglaterra y te garantizo que en seis meses te puedes
comunicar con un buen nivel", le dice un hombre canoso a un adolescente
que no alcanzó a matricularse en la escuela.

La tarifa estándar para la enseñanza privada de idiomas es de un peso
convertible la hora, aunque depende del nivel del estudiante y de la
intensidad del curso. Practicar con los visitantes extranjeros que
recorren las calles puede ser más barato, pero conlleva el riesgo de que
los policías detengan al alumno ambulante por "molestar a los turistas".

La Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, que también
ofrece cursos de inglés, se ha vuelto más atractiva con la distensión de
las relaciones entre los dos países. "Ahora que ya nos hemos arreglado
con los yanquis, me voy a matricular, porque antes tenía miedo de
acercarme a este lugar", dice Ana Laura, que, a sus 17 años siente que
su futuro está en el país del norte. "Quiero hasta olvidarme del
español, regresar aquí un día y que me pase lo que a varios de mis
amigos, que ya no recuerdan muchas palabras".

Source: "I speak English", el 'boom' de las academias de idiomas en Cuba
-
http://www.14ymedio.com/sociedad/speak-english-academias-idiomas-Cuba_0_1765623429.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario