sábado, 7 de junio de 2014

Nos enseñaron a mentir, a robar, a fingir

Nos enseñaron a mentir, a robar, a fingir
Nos falta la honestidad, la vergüenza, la honradez. Hemos deformado la
educación de nuestros hijos para poder sobrevivir
viernes, junio 6, 2014 | Gladys Linares

LA HABANA, Cuba -Muchas veces escuchamos a funcionarios del Ministerio
de Educación destacar los logros alcanzados por nuestro país en este
sector a partir de 1959, y nos preguntamos si es posible que se hable de
esto sin el más mínimo pudor, ignorando la profunda pérdida de valores
que afronta la sociedad cubana, cuando hasta Raúl Castro el 7 de julio
de 2013 en la 1ª sesión ordinaria de la 8ª Legislatura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular reconoció que a lo largo de más de veinte
años de período especial "se ha acrecentado el deterioro de valores
morales y cívicos como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el
decoro, la honradez y la falta de sensibilidad ante los problemas de los
demás".

Con estas palabras reconocía que la destrucción de la sociedad cubana no
comenzó con el período especial. Y es que los cubanos, desde el comienzo
de la dictadura totalitaria de los Castro, han tenido que mentir, faltar
a la honestidad, deformar la educación de los hijos y muchas cosas más
para poder sobrevivir.

Ahora se dice que la escuela y la familia son fundamentales en la
formación del ciudadano, pero durante muchos años se han descuidado el
adiestramiento y la atención a los educadores. En Cuba, antes de 1959,
se habían logrado grandes avances en la educación pública, y aunque aún
era necesario un mayor esfuerzo en nuestro sistema educativo para
resolver las graves deficiencias en la educación rural, nuestras
escuelas formaban profesionales capaces de mejorar la cultura y la
educación de nuestro pueblo.

Si bien es cierto que la campaña de alfabetización fue un acontecimiento
importante en la lucha contra el analfabetismo, no todo fue trigo,
porque al mismo tiempo comenzó para el magisterio cubano una etapa difícil

Con el objetivo de imponer un sistema educacional que respondiera a los
intereses del nuevo gobierno, se aplicó la ley de nacionalización de la
enseñanza y se estableció un sistema educacional unitario bajo el
pretexto de que la escuela que heredamos fue una escuela que tendía a
servir a los "espurios" intereses del imperialismo. Los maestros que se
opusieron fueron separados de Educación. Las Escuelas Normales de
Kindergarten, así como las Normales para Maestros, desaparecieron, y
comenzaron distintos programas para formar jóvenes como maestros de
nuevo tipo, como los maestros voluntarios (que hacían cursos intensivos
en la Sierra Maestra), los maestros Makarenko, y más recientemente, los
maestros emergentes.

En 1975, ante la escasez de educadores, se fundaron las Escuelas
Formadoras de Maestros, donde ingresaban niños con 6º grado, y que
funcionaron hasta 1990. Estas escuelas recomenzaron en el curso
2010-2011, ahora con alumnos de 9º grado. Existen 22 en todo el país, y
este año será su primera graduación.

Así se ha ido improvisando el profesorado: con niños, adolescentes y
jóvenes sin la experiencia docente ni los conocimientos necesarios para
llevar a cabo la compleja actividad que es enseñar y educar.

Al mismo tiempo, los arbitrarios programas aplicados en el sistema, como
las escuelas (internados) en el campo, donde los estudiantes debían
dedicar parte de la jornada a labores agrícolas, separaban a los niños y
adolescentes de su familia en etapas decisivas de su formación, lo cual
acentuaba la pérdida de valores.

Durante todos estos años también ha sido constante el éxodo de
educadores, determinado por los bajos salarios (que no sobrepasan los
400 pesos cubanos), así como los malos métodos aplicados en la
enseñanza, que inciden en su evaluación profesional, y las pésimas
condiciones de trabajo.

Hoy la escuela cubana se caracteriza por el ausentismo de alumnos y
maestros, por la forma incorrecta de vestirse y expresarse unos y otros,
e incluso es frecuente en algunos educadores el empleo de palabras
obscenas para controlar al alumnado. Y no se puede omitir el deterioro
de las instalaciones.

Como resultado de todo esto, no es de extrañar el reciente escándalo de
fraude en los exámenes de matemáticas para el ingreso a la Educación
Superior, que sale a la luz cuando aún resuenan los ecos del caso
anterior, cometido en la prueba de matemáticas de onceno grado del año
pasado. Para colmo de males, todos sabemos que no han sido estos los
únicos incidentes, sino solamente los que se han hecho públicos. Y por
desgracia, nos atrevemos a afirmar que no serán los últimos. Ojalá nos
equivoquemos.

Source: Nos enseñaron a mentir, a robar, a fingir | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/nos-ensenaron-a-mentir-a-robar-a-fingir/

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