martes, 5 de abril de 2016

La merienda de secundaria básica - rechazada por algunos, solución para otros

La merienda de secundaria básica: rechazada por algunos, solución para otros
ADRIANA ZAMORA | La Habana | 4 Abr 2016 - 4:56 pm.

Desde el curso escolar 2003-2004, cuando fue introducida en la Escuela
Secundaria Básica, la merienda escolar ha provocado todo tipo de
opiniones entre padres, maestros y alumnos.

El punto más polémico fue siempre el propio motivo de la creación de
esta medida. El Ministerio de Educación sostiene aún que la merienda
escolar apoya la permanencia de los estudiantes en sus escuelas durante
todo el horario escolar, para así cumplir con la doble sesión de clases
diaria.

Para muchos estudiantes y padres, la idea de que los adolescentes no
salieran de la escuela para almorzar fue una medida "semicarcelaria", a
la que no estaban acostumbrados los estudiantes de la Enseñanza Media.

"En mi época, en la secundaria todos íbamos a la casa a almorzar",
recuerda Idalis, madre de dos hijos estudiantes de séptimo y noveno
grado. "La doble sesión no es nada nuevo, siempre existió. Hace 15 años
no había ninguna bulla con eso. Salíamos y regresábamos para las clases
de la tarde sin ningún problema".

Otros padres consideraron la medida beneficiosa, pues sus hijos se
mantenían "controlados" durante todo el tiempo que ellos estaban en el
trabajo.

"Los muchachos ahora salen de la escuela al mediodía y cuesta trabajo
que regresen a las clases por la tarde", dice Mileydis. "Uno nunca sabe
dónde se meten nuestros hijos por la tarde si los dejan salir de la
escuela".

La calidad de la merienda y su valor nutricional es un punto donde las
opiniones tienden a coincidir. Juan Carlos, joven que estudió en la
secundaria hace cuatro cursos, comenta que la merienda se le quedaba "en
una muela".

"No es que estuviera mala, porque yo como de todo, pero para mí era muy
poca para todo el día", señala.

La mayoría de los estudiantes llevaba a la escuela una merienda extra de
su casa y hasta un pote con almuerzo preparado por las madres.

"Al mediodía veías a las madres, abuelas y hasta las vecinas fuera de la
escuela con sus cacharritos de comida para los muchachos", afirma
Idalis. "Era una lucha extra, porque no es lo mismo dejarle el almuerzo
preparado en la casa y salir a trabajar que tener que preocuparse por
llevarlo todos los días. La opción era que se lo llevaran por la mañana
y se lo comieran patitieso al mediodía".

Para Idalis y Juan Carlos, el hecho de que los padres tuvieran que
prepararle almuerzo a sus hijos a pesar de la existencia de la merienda
fue el motivo de que, en 2014, cambiara el régimen y se permitiera a los
estudiantes volver a salir de la escuela para almorzar.

Mileydis piensa que el cambio se debió a una cuestión económica.
"Estaban gastando un montón de dinero en la merienda en todo el país y
había mucha gente que no se la comía".

La calidad de la merienda es otro punto donde los criterios abundan.

"Cuando empezó era bastante buena", dice Elisabeth, instructora de arte
que imparte clases en secundaria. "Siempre ha sido un pan con algo de
proteína y un vaso de yogurt de soya, eso no ha cambiado, pero antes el
pan estaba fresco y la proteína era casi siempre perros calientes, que
le gustaban a los muchachos. Ahora no siempre está comestible, la verdad".

"Cuando yo estaba en octavo grado la cogieron un tiempo por dar unos
perritos que tenían cantidad de picante. Eso no había quien se lo
comiera", recuerda Juan Carlos. "Nos tomábamos el yogurt y ya. A los que
no les gustaba el yogurt se iban en blanco".

Idalis opina que la calidad de la merienda de sus hijos deja mucho que
desear. "Yo no sé cómo era cuando empezó, pero ahora dan perritos dos
veces al mes. El resto del tiempo dan mortadela y a veces queso fundido.
Mis hijos me han dicho que el pan siempre está viejo y la mortadela ha
venido verde en varias ocasiones", se queja. "El dinero que se ahorran
con los que ahora comen en su casa está claro que no lo invierten en
mejorar la calidad de la merienda de los que se quedan".

Luis, director de una escuela secundaria, asegura que nunca ha recibido
"un alimento en mal estado".

"La variedad no es mucha, eso es verdad, pero yo tengo estudiantes a los
que sus padres no les pueden dar almuerzo todos los días y la merienda
les salva la vida. Tengo otros que les dan dinero para que coman pizzas
o cajitas de comida, pero son los menos", añade.

El procedimiento para determinar los estudiantes que almuerzan en la
escuela y los que no, le parece a Luis más equilibrado ahora. "Es verdad
que no tenía sentido que todos se quedaran en la escuela. Ahora los
padres, al inicio del curso, dan una autorización por escrito para que
su hijo salga después de la sesión de la mañana. Nosotros pedimos las
meriendas de acuerdo a los estudiantes que se quedan".

No obstante, la cantidad de meriendas que se solicitan siempre incluye
algunas extra. "Pedimos un poquito más, porque puede haber estudiantes
que regresen de su casa sin almorzar por algún motivo y tratamos de
darles merienda. También tengo un par de casos que trato de darles
doble, porque la situación económica de sus casas es mala y no siempre
se alimentan como debieran", explica.

Para Luis, la merienda no resuelve la nutrición de los adolescentes,
pero ayuda. "Eso sí —aclara— los padres de los que tienen permiso de
salir tienen que responsabilizarse con que regresen para las clases de
la tarde".

De cualquier manera, lo que parece haber quedado claro es que la
merienda no puede ser medio ni justificación para mantener a los
adolescentes encerrados todo el día en las escuelas.

Yanay tiene una hija en noveno grado que almuerza en la casa. "Nunca
quiere regresar por la tarde", comenta. "Claro, yo le insisto hasta que
va, pero la mayoría de las veces me lo echa en cara después, porque casi
nunca dan clases por la tarde y se pasan los turnos en el patio de la
escuela perdiendo el tiempo".

"A veces ni por la mañana dan clases", apunta Idalis. "Se supone que
tienen cinco turnos por la mañana y cuatro por la tarde, pero hay una
falta de profesores terrible. Así no hay muchacho que quiera estar en la
escuela".

En lo que sí concuerdan Juan Carlos, Yanay, Idalis y Mileydis, es en que
da lo mismo dónde almuercen los estudiantes. El tema más urgente es
atacar las causas que provocan el ausentismo en la sesión de la tarde y
el desinterés de los adolescentes.

"Eso, hasta ahora, no le ha preocupado a nadie", observa Juan Carlos.
"Para empezar, podrían preguntarles a los mismos muchachos. Seguro estoy
de que no les va a gustar la respuesta".

Source: La merienda de secundaria básica: rechazada por algunos,
solución para otros | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1459785388_21437.html

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