lunes, 24 de junio de 2013

La FEU que nos falta

EDUCACIÓN

La FEU que nos falta
ORLANDO DELGADO | La Habana | 24 Jun 2013 - 7:45 am.

En el reciente congreso de la organización las autoridades políticas
pidieron más adoctrinamiento. Los universitarios, pleno acceso a internet.

Entre los tantos congresos que de manera inoperante se celebran cada año
en Cuba hace apenas unos días terminó el de la Federación Estudiantil
Universitaria (FEU), el cual contó con una amplia cobertura por los
medios oficiales. La televisión transmitió en tres partes la sesión
plenaria presidida por Miguel Díaz-Canel y José Ramón Machado Ventura,
que representan la nueva y vieja cara de un régimen que hace ya mucho
tiempo le dio la espalda a la juventud cubana.

Pero entre tanto manido discurso de jóvenes adoctrinados y loas al
sistema merece especial atención la insistente reiteración de los
dirigentes en reforzar el "trabajo político-ideológico con los
estudiantes y de que nuestra organización se parezca cada vez más a los
universitarios cubanos".

A esta organización hace mucho tiempo le fue arrebatada su autonomía y
actúa como mero trampolín del poder hacia los estudiantes
universitarios. Sin embargo, muchos de los estudiantes disfrutan de las
actividades deportivas o recreativas que la organización les ofrece,
pero no demuestran igual compromiso cuando se les convoca a actos
políticos. Por eso siempre el tema del "trabajo político-ideológico"
sale a la luz: la principal misión de la FEU bajo la actual estructura
totalitaria de la cual no puede zafarse es uniformar el pensamiento.
Porque la "universidad es para los revolucionarios", y no hay cabida en
ella para el disenso.

Muchos de los jóvenes dirigentes que portaron en su vestimenta durante
el congreso las imágenes unidas de Julio Antonio Mella y José Antonio
Echeverría no alcanzan a comprender que aquellos jóvenes con ideologías
distintas sí que pudieron enfrentarse a regímenes de fuerza porque no
vivían bajo un sistema totalitario.

La FEU de antes de 1959 estaba lejos de ser un dechado de virtudes,
existían (como toda en toda organización política) arribistas y
demagogos, bandidos y elementos gansgteriles (de donde surgió Fidel
Castro), pero siempre supo llevar su independencia frente a los
gobernantes como una de sus más preciadas conquistas. Y las imágenes de
la televisión oficial que muestran a jóvenes de la década del 50 con
carteles de "¡Abajo la tiranía!" son impensables en la Cuba actual.

La organización que vino después del huracán revolucionario desató una
intensa cacería de brujas para depurar a todos a aquellos estudiantes
que osaron manifestar su desacuerdo público con la entronización del
comunismo. Esa FEU es la misma que ha declarado más de una vez que no
piensa cuestionar la autoridad dictatorial del Partido Comunista. Es,
además, la que proclamó en su congreso que "Todo tiempo es corto para
hacer", pero no puede reclamarle al régimen que acelere las necesarias
reformas que necesita Cuba para salir de su marasmo económico y su
indigencia política.

Uno de los aspectos que resaltó la prensa oficial sobre el evento fue el
hincapié que muchos dirigentes hicieron sobre la importancia de la
enseñanza de la historia. A sabiendas que el presente se legitima en el
pasado, para la intelligentsia oficial es muy importante la manera en
que se imparta la historia insular pues existe mucha preocupación, tanto
en la elite gobernante como en los más altos círculos universitarios,
acerca de la imagen que empiezan a tener las nuevas generaciones sobre
la Cuba que existía antes de que Fidel Castro se adueñara de Cuba.

La innegable prosperidad económica de la década del 50 ejerce una
incontrolable fascinación entre miles de jóvenes cubanos que se acercan
de una manera menos desprejuiciada al pasado y comienzan a comprender el
fracaso de un sistema que no ha socializado nada y ha privatizado el
sueño de millones de cubanos. De lo anterior pueden dar fe los más altos
dirigentes de esa organización en las últimas décadas como el
defenestrado Roberto Robaina, dueño de paladares en la capital y
dedicado en sus tiempos libres a la pintura, o Carlos Valenciaga,
antiguo ayudante personal de Fidel Castro y quien hoy es un olvidado
trabajador de la Biblioteca Nacional.

La exigencia del vicepresidente Miguel Díaz-Canel en la sesión final fue
la de acercarse a los jóvenes con nuevos códigos de comunicación, solo
que el periódico Granma no dijo cuáles nuevos códigos serían utilizados,
por lo que es previsible otro fracaso en el infaltable empeño de
adoctrinar a los estudiantes universitarios. Ante un generalizado
reclamo, el número dos del régimen explicó que se desea seguir
desarrollando el acceso a internet "sobre todo para buscar más
conocimiento y lo haremos en la medida que lo permitan las posibilidades
técnicas y financieras".

No dio, sin embargo, fecha alguna, porque ya el régimen perdió cualquier
proyección de futuro y sabe que internet es un herramienta altamente
democratizadora en la nueva era digital y por lo tanto "peligrosa" en
manos de las nuevas generaciones.

Aunque este congreso estudiantil fue como llover sobre lo mojado, no
dejó de mostrar los nuevos tiempos que se viven en la Isla. Hoy los
jóvenes reclaman pleno acceso al conocimiento y, a medida que el
Gobierno se vea obligado a ampliar el acceso a internet, su gastado
discurso seguirá agotándose cada vez más.

En una Cuba democrática la FEU deberá reclamar lo que el castrismo le
arrebató: su autonomía. Porque ese inalienable derecho forjó su rica
historia, y sólo recuperándola podrá hacer de ella una genuina
representante de los universitarios cubanos.

Source: "La FEU que nos falta | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1372033502_3894.html

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